Ayer, por fin, la gente salió a la calle a protestar. Tomaron la calle para manifestar su descontento, indignación y rechazo a los recortes sociales del Gobierno, a la precariedad laboral, la falta de expectativas y la falta de vivienda. Clamaban contra los que han provocado la crisis y reclamaban que no lo paguemos los demás. Que el sistema que ha fracasado no se venda como la solución. Que no se ayude a los grandes con la excusa de que así se ayuda a los pequeños. Y que los políticos a los que hemos votado hagan su trabajo: defender los derechos de quienes les han votado y no vendérselos al peor postor. Si no son capaces de darnos un futuro, al menos que no nos lo hurten.
La calle no estaba llena pero sí estaba tomada. Y había gente, mucha gente. Gente con la que daba gusto charlar y compartir el cabreo y el momento. Ese momento glorioso en el que la gente se hace con la calle porque es suya. No de los coches. Ni de la policía.
Hablando de policia, he leído en algún periódico que “la manifestación terminó en violencia”. No es cierto. La manifestación se disolvió con el mismo civismo con el que había empezado. Hay quien aprovechó para darse de bruces con los antidisturbios como hay medios que aprovechan la menor ocasión para llamar “violentos” a cualquier manifestante (que no sea de derechas, claro). Pero ése no fue el espíritu de la grandérrima mayoría de los que se congregaron.
Los únicos golpes que se dieron no se veían, se oían. Eran golpes verbales. Algunos impactaron en la grabadora de la carnicería que se movió por allí. Y dejaron frases como éstas:
"Creo que se echaba de menos que en España los jóvenes realmente enarbolaran una reivindicación de este tipo. Me parece que los gobiernos nos están considerando unos borregos o en el mejor de los casos unos imbéciles".
"Ya es hora de que la juventud demuestre que no se conforma con las medidas que impone el Gobierno, que nos roban el futuro, que no se conforma con no poder acceder a una vivienda, con no poder acceder a una pensión, con no poder acceder a una educación digna".
"Estoy aquí porque soy profesora de Antropología y me uno a los estudiantes . Los jóvenes están muy preparados, son muy activos y la verdad es que sufren una tremenda decepción de la conducta política. La política ha perdido la ética completamente".
“Yo tengo trabajo, tengo casa, pero me parece que la situación es suficientemente fuerte. Aunque tengas trabajo y tengas casa, hay cantidad de gente que no lo tiene. Y cómo se va a poner esto. Cómo se está poniendo ya. No hay futuro. Y si no hay futuro, para qué estudiar, para qué vivir”
“No veo mucho la tele pero pongo el telediario un día y alucino. Cualquier referencia a la política española es corrupción. Seis noticias seguidas. ¡A la puta cárcel todos! Parece una película de Berlanga. El otro día estaba viendo “Todos a la cárcel” y parecía un documental”.
“No sale nadie en política que diga algo coherente. Hablan sólo de abstracciones como los brotes verdes de la economía. ¿Pero qué brotes verdes? ¡¡Serán los de la marihuana que te fumas!!”
“Se esta empezando a tomar conciencia civil de que los cambios sociales tiene que partir de la gente. Si la gente no dice que está indignada, que se necesita un cambio, la presión económica es tan fuerte que no se va a producir”.
“Es un paso y otro paso y si cada día viene mas gente y todas las semanas estamos dando guerra al final creo que si valdrá la pena. Esto hay que repetirlo jueves a jueves o semana a semana y venir todas las semanas e incluso no hacerlo aquí, hacerlo enfrente del Congreso e ir todas las semanas”.
“Y empezar a idear formas de autogestionarse y de replantearse las cosas desde abajo. Tenemos que empezar a apañarnos nosotros, entre nosotros”.
“Que la sociedad seamos un ejemplo de nuestra propia responsabilidad democrática”.
Ayer la gente lo fue. Y si estás palabras sonasen, os digo que gritarían.
por el 08 Abr 2011 | URL Permanente
La calle no estaba llena pero sí estaba tomada. Y había gente, mucha gente. Gente con la que daba gusto charlar y compartir el cabreo y el momento. Ese momento glorioso en el que la gente se hace con la calle porque es suya. No de los coches. Ni de la policía.
Hablando de policia, he leído en algún periódico que “la manifestación terminó en violencia”. No es cierto. La manifestación se disolvió con el mismo civismo con el que había empezado. Hay quien aprovechó para darse de bruces con los antidisturbios como hay medios que aprovechan la menor ocasión para llamar “violentos” a cualquier manifestante (que no sea de derechas, claro). Pero ése no fue el espíritu de la grandérrima mayoría de los que se congregaron.
Los únicos golpes que se dieron no se veían, se oían. Eran golpes verbales. Algunos impactaron en la grabadora de la carnicería que se movió por allí. Y dejaron frases como éstas:
"Creo que se echaba de menos que en España los jóvenes realmente enarbolaran una reivindicación de este tipo. Me parece que los gobiernos nos están considerando unos borregos o en el mejor de los casos unos imbéciles".
"Ya es hora de que la juventud demuestre que no se conforma con las medidas que impone el Gobierno, que nos roban el futuro, que no se conforma con no poder acceder a una vivienda, con no poder acceder a una pensión, con no poder acceder a una educación digna".
"Estoy aquí porque soy profesora de Antropología y me uno a los estudiantes . Los jóvenes están muy preparados, son muy activos y la verdad es que sufren una tremenda decepción de la conducta política. La política ha perdido la ética completamente".
“Yo tengo trabajo, tengo casa, pero me parece que la situación es suficientemente fuerte. Aunque tengas trabajo y tengas casa, hay cantidad de gente que no lo tiene. Y cómo se va a poner esto. Cómo se está poniendo ya. No hay futuro. Y si no hay futuro, para qué estudiar, para qué vivir”
“No veo mucho la tele pero pongo el telediario un día y alucino. Cualquier referencia a la política española es corrupción. Seis noticias seguidas. ¡A la puta cárcel todos! Parece una película de Berlanga. El otro día estaba viendo “Todos a la cárcel” y parecía un documental”.
“No sale nadie en política que diga algo coherente. Hablan sólo de abstracciones como los brotes verdes de la economía. ¿Pero qué brotes verdes? ¡¡Serán los de la marihuana que te fumas!!”
“Se esta empezando a tomar conciencia civil de que los cambios sociales tiene que partir de la gente. Si la gente no dice que está indignada, que se necesita un cambio, la presión económica es tan fuerte que no se va a producir”.
“Es un paso y otro paso y si cada día viene mas gente y todas las semanas estamos dando guerra al final creo que si valdrá la pena. Esto hay que repetirlo jueves a jueves o semana a semana y venir todas las semanas e incluso no hacerlo aquí, hacerlo enfrente del Congreso e ir todas las semanas”.
“Y empezar a idear formas de autogestionarse y de replantearse las cosas desde abajo. Tenemos que empezar a apañarnos nosotros, entre nosotros”.
“Que la sociedad seamos un ejemplo de nuestra propia responsabilidad democrática”.
Ayer la gente lo fue. Y si estás palabras sonasen, os digo que gritarían.
por el 08 Abr 2011 | URL Permanente
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