lunes, 11 de abril de 2011

Islandia dice no a los errores de sus bancos

Los islandeses rechazan por segunda vez pagar las indemnizaciones por la quiebra de una entidad

Los islandeses no están dispuestos a ceder. Por segunda vez, los habitantes de este pequeño país europeo se han alzado contra los errores de sus bancos y han rechazado en referéndum pagar las indemnizaciones a Reino Unido y Holanda por la quiebra del Landsbanki y de su marca Icesave.


Islandia . El presidente de Islandia, Olafur Ragnar Grimsson (izquierda) muestra sus documentos de identificación antes de votar en el referéndum del día 9 - Reuters

I. Abril - Madrid - 10/04/2011
Islandia no es mucho más grande que Gijón, al menos en número de habitantes. Son algo más de 330.000 las personas que pueblan esta verde e inhóspita isla del extremo noroeste de Europa.
Pero quizá su pasado vikingo está volviendo a emerger, o nunca se fue del todo, porque pese a la distancia y a su tamaño, los habitantes de esta isla se han convertido en un verdadero quebradero de cabeza para el sistema bancario porque se niegan a hacer frente a la deuda que sus bancos han dejado con sus quiebras.
Así lo ha puesto de manifiesto el segundo referéndum convocado para que los islandeses dieran su opinión sobre el pago de las indemnizaciones a Reino Unido y Holanda por el agujero que el banco Landsbanki y su marca Icesave dejó en los ahorradores de esos países.
Fue en 2008, cuando la quiebra de Lehman Brothers provocó problemas en cadena de las instituciones financieras islandesas. El banco Landsbanki fue uno de los primeros en caer y también lo hizo su cuenta por internet Icesave, muy popular entre los ahorradores británicos y holandeses por su alta remuneración.
Islandia dejó caer al Landsbanki, pero las autoridades de Reino Unido y Holanda decidieron hacerse cargo de los depósitos de sus ciudadanos, 350.000 afectados, y les pagaron la totalidad de lo perdido. Pero no de forma altruista. Inmediatamente, ambos países miraron hacia Islandia y exigieron el pago de lo abonado, unos 3.500 millones de euros.
Pero se toparon con el pasado vikingo de una ciudadanía reivindicativa y con una clase gobernante que no está dispuesta a obligar a sus habitantes a que asuman una deuda que no es suya sin estar antes de acuerdo.
Así, se produjo el primer referéndum, que dijo no por una mayoría aplastante. Se pensó que la negativa se debía a que el acuerdo era excesivamente gravoso para los ciudadanos islandeses, con unos tipos de interés muy altos.
Ahora ha llegado el segundo y el no también ha sido rotundo. No tanto como en la convocatoria anterior de marzo de 2010, cuando el rechazo fue del 90%, pero sí muy elevado. Con el 90% de las papeletas escrutadas, el 59,1% de los islandeses han dicho no en la convocatoria de este fin de semana.
Ahora se abre un nuevo campo de incertidumbre, porque es complicado que las condiciones de la devolución mejoren más que en esta segunda oferta. Pero la postura de Islandia está clara. Los ciudadanos no tienen por qué asumir los pecados de sus bancos..., ni de sus gobernantes, que fallaron en la regulación.
Fuente: Cinco días

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